Logo CodigoPostal.ar CodigoPostal.ar
La forma más facil de comprar criptomonedas

No te quedes afuera

Únete al mundo de las criptomonedas con Binance

Únete al mundo de las criptomonedas con Binance

Atrévete a Cambiar la Rutina: El Cartero de las Flores Perdidas

4. Confesiones en el Jardín

Con el corazón latiendo con fuerza en el pecho, Tomás se dirigió al escenario, interrumpiendo la música y los gritos. Se aclaró la garganta y, con voz temblorosa, confesó su secreto floral. Reveló cómo, impulsado por la monotonía y la curiosidad, había adornado las cartas con flores, sin imaginar el revuelo que causaría.

El silencio se apoderó de la multitud. Las miradas se clavaron en Tomás, algunas incrédulas, otras furiosas. Don Ricardo y Luis lo miraban con rencor, sintiéndose humillados y engañados. Las mujeres, en cambio, lo observaban con una mezcla de sorpresa y comprensión.

Tomás continuó su discurso, explicando sus motivos y pidiendo disculpas por el daño causado. Reconoció que había actuado de forma ingenua y que no había tenido en cuenta los sentimientos de los demás. Prometió que nunca más volvería a interferir en la vida de sus vecinos.

Después de su confesión, un murmullo recorrió la multitud. Algunos lo criticaron por su imprudencia, otros lo elogiaron por su valentía. Doña Elena, la florista, se acercó a él con una sonrisa comprensiva. Le dijo que, aunque su experimento había causado problemas, también había despertado algo en el pueblo, algo que había estado dormido durante mucho tiempo.

Animado por las palabras de Doña Elena, Tomás decidió hacer algo más para enmendar su error. Invitó a todos los presentes a acercarse al jardín de Doña Elena, donde juntos plantarían nuevas flores, simbolizando un nuevo comienzo para San Jacinto. La gente, poco a poco, comenzó a seguirlo, dejando atrás la ira y la confusión.

⬅ Anterior Siguiente ➡