¿Entregará Ricardo su amor? Un autógrafo puede cambiarlo todo
4. El encuentro inesperado
El guardaespaldas lo miró con desconfianza, pero finalmente lo dejó pasar. Ricardo entró en la habitación y se encontró cara a cara con Julio Iglesias. El cantante estaba sentado en un sillón, leyendo un periódico. Levantó la vista y le dedicó una sonrisa.
'¿Un telegrama para mí?', preguntó Iglesias con su acento español. 'Debe ser un error. No estoy esperando ningún telegrama'.
Ricardo sintió que el corazón le latía a mil por hora. Había llegado tan lejos, no podía rendirse ahora. 'Señor Iglesias', dijo con voz temblorosa. 'En realidad, no tengo ningún telegrama. Soy un admirador suyo, y sé que a una persona muy especial le encantaría tener su autógrafo'.
Julio Iglesias lo miró con curiosidad. '¿Un admirador disfrazado de cartero?', dijo sonriendo. 'Eso es original'.
Ricardo le contó la historia de Elena, de su amor silencioso, de su admiración por el cantante. Le explicó que solo quería hacerla feliz, que un autógrafo suyo sería el regalo más hermoso que podría darle.
Julio Iglesias escuchó atentamente la historia de Ricardo. Al final, se levantó del sillón, tomó un bolígrafo y le dijo: '¿Cómo se llama la persona especial?'.
Ricardo le deletreó el nombre de Elena. Julio Iglesias escribió una dedicatoria en una foto suya: 'Para Elena, con todo mi cariño. Julio Iglesias'. Le firmó la foto y se la entregó a Ricardo.
'Espero que esto le traiga felicidad', le dijo el cantante. 'Y que te dé el valor para confesarle tu amor'.
En ese momento, el guardaespaldas interrumpió: 'Señor Iglesias, tenemos que irnos'.
Ricardo agradeció a Julio Iglesias y salió de la habitación con la foto autografiada escondida bajo su camisa. Mientras caminaba por el pasillo, sintió que flotaba en el aire. Había logrado lo imposible. Tenía el autógrafo de Julio Iglesias para Elena.
Pero la aventura no había terminado. Al llegar a la recepción del hotel, fue interceptado por el gerente y un par de policías. Le preguntaron qué hacía allí, cómo había entrado en el hotel. Ricardo intentó explicarles la situación, pero nadie le creyó.
Estaba a punto de ser arrestado cuando, de repente, Julio Iglesias apareció en la recepción. 'Déjenlo ir', dijo el cantante con voz firme. 'Es un buen muchacho. Solo quería un autógrafo para su novia'.
El gerente y los policías, sorprendidos, obedecieron la orden de Julio Iglesias. Ricardo salió del hotel sintiéndose un héroe. Había desafiado a la autoridad, había burlado la seguridad, y todo por amor.