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Sigue los pasos del Flaco: De Cartero a Técnico Inspirado

Sinopsis: Un joven cartero se cruza con Hugo Gatti y descubre que soñar es posible. Sigue su camino.


Capítulo 1 - El Sobre Azul y la Puerta de Gatti

El Flaco ajustó la correa de cuero que sujetaba su bolso repleto de sobres. El sol de la mañana le quemaba la nuca mientras pedaleaba por las calles húmedas de Barracas. Era su primer trabajo: cartero. Con diecisiete años, la vida pesaba más que el saco de cartas.

Ese día, entre facturas vencidas y postales desteñidas, una carta azul destacaba como un talismán. En el remitente se leía: "Hugo Orlando Gatti". El Flaco parpadeó dos veces. "¿El Loco?" murmuró, como si temiera que alguien lo escuchara.

Empujó la bicicleta hasta la dirección escrita en tinta negra. Una casa de ladrillo visto, con una reja baja y macetas secas. Tocó el timbre, el corazón le golpeaba las costillas.

La puerta se abrió y allí estaba él. Hugo Gatti, pelo largo revuelto, sonrisa blanca como un arco recién cal limeado.

—¿Qué traés, pibe? —preguntó, con voz ronca.

El Flaco extendió el sobre, sin animarse a mirarlo a los ojos.

—Una carta, señor Gatti.

—Señor nada, decime Hugo. —Rió y palmeó su hombro—. ¿Sos nuevo?

El Flaco asintió. Hugo rasgó el sobre con la misma furia con la que salía a atajar penales imposibles. Mientras leía, hizo una seña para que se quedara.

—¿Y? ¿Te gusta el fútbol? —preguntó, sin levantar la vista.

—Sí, pero no juego —respondió el Flaco, sintiendo que se le trababa la lengua.

Gatti alzó la mirada. Sus ojos chispearon como bengalas encendidas.

—Mentira. Todos jugamos, aunque sea en la cabeza.

El Flaco sonrió, algo encorvado. Hugo lo invitó a pasar a su patio, donde unas pelotas viejas se amontonaban como recuerdos. Entre mate y anécdotas, nació una amistad improbable: un cartero flaco y un arquero legendario.

Ese día, el Flaco se fue con la bicicleta crujiente, el pecho inflado de sueños y la promesa de volver. Hugo le gritó desde la reja:

—¡Traé más cartas, pero traé ganas de atajar también!

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